Hay que ejercer un liderazgo en el ámbito educativo que se traduzca en motivación y orientación.
Para poder ejercerlo hay que reconocer que este no es una cuestión personal, sino de implicación de equipo y de claustro.
Formar personas es formarlas en valores, modernos e inclusivos, y con una actitud valiente y abierta. Los valores que siempre han acompañado el mundo de la enseñanza, vinculados al trabajo en equipo, y sus ventajas, el fomento de la crítica constructiva, la valoración del esfuerzo, y del trabajo constante para lograr nuestros objetivos, a la reflexión, entre otros, suelen relacionarse con una visión colectiva y de participación, alejada del individualismo que puede provocar el concepto liderazgo.
Es importante pues enfocar este nuevo planteamiento para el ámbito educativo como una gran oportunidad que hay que valorar, escuchar, y aplicar, aprender a desarrollar mecanismos de interacción y de influencia entre personas para poder dinamizar grupos, siguiendo unas directrices y objetivos concretos. Trabajar para interiorizar el término liderazgo en positivo, apartando las connotaciones negativas que pueda tener en relación con la enseñanza. Hay que ejercer un liderazgo que se traduzca en motivación y orientación. IGS TOD TRAINING guía y ayuda a la formación para el desarrollo de las personas que integran el mundo de la enseñanza -profesorado, personal de centro, dirección-, para poder reconocer las necesidades, intereses, o emociones que hagan convivir los condicionantes personales con los de los centros educativos.
No podemos olvidar que para poder ejercer un buen liderazgo educativo hay que reconocer que este no es una cuestión personal, sino de implicación de equipo y de claustro. Del mismo modo, debe partir de un aprendizaje personal de las emociones, propias o del colectivo a liderar (profesorado, personal de centro, alumnado).
La experiencia de IGS TOD TRAINING en formación a través de las emociones le permite trabajar con su cliente a partir de valores y conceptos como el compromiso, el entusiasmo, la afectividad, la gestión del tiempo de manera óptima, la inteligencia emocional, o el control del impulso, entre otros factores que resultan imprescindibles en el liderazgo educativo. Así pues, será fundamental conseguir la colaboración entre los diferentes líderes que pueden coexistir en un mismo centro docente, ya que se trabaja para la consecución de un objetivo común, sabiendo aplicar las herramientas y habilidades adquiridas a través de una formación basada en la emoción y la inteligencia emocional.
A partir de este breve análisis se pretende situar el concepto de liderazgo en el debate del funcionamiento educativo, y de sus valores tradicionales. Si tenemos en cuenta el aprendizaje y la formación en competencias emocionales y habilidades de liderazgo, podemos llegar a la conclusión de que un buen liderazgo educativo -de dirección o de profesorado-, aumenta la capacidad organizativa y colaborativa y la de creación de equipo, aportando beneficios tanto en la visión del centro al exterior como en la del funcionamiento interno.
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